martes, 26 de agosto de 2003

MICM - ARTÍCULO - EL CARABOBEÑO EDICION ANIVERSARIA
SEPTIEMBRE 2003



! RUPTURA DE FUENTES ¡

Mario Iván Carratú Molina


Han transcurrido pocos años desde que la insurrección militar fracasa en su intento de la toma por la fuerza del Poder político del Estado la noche del 3 y la madrugada del 4 de febrero de 1992, ese inusitado evento constituye la “ruptura de fuentes” de la crisis política que en sólo once años desfiguro y desmantelo la única expresión de continuidad de democratica que había tenido nuestro país en toda su historia republicana y además, acabo con el mito de ser considerada como la más sólida de América Latina,

La punta de lanza de los radicales de siempre lograba parte de su objetivo, mimetizadas con el uniforme de los herederos militares de Carabobo intentaron usurpar la voluntad soberana filtrándose subrepticiamente por encima del establecimiento político nacional y de las Fuerzas Armadas, esa noche, se ubican a sólo tres metros del despacho presidencial, símbolo democrático del Poder, pero... La olvidada Casa Militar impidió la captura del primer magistrado y con ello, la segura consolidación de los planes que hoy agobian a los venezolanos.

El primer magistrado es forzado, a una urgente retirada estratégica en búsqueda apresurada de espacios de maniobra política, se apoya hábilmente en los medios de comunicación como principal aliado de la libertad, la democracia y de un gobernante que por momentos es desplazado a la fuerza del Poder, logra prácticamente solo arrancarle en postrer hálito de vida democratica a Venezuela. La traición y las ansias de Poder ya habían hecho su trabajo.

La democracia venezolana estuvo por horas en la calle, sin defensores ni aliados confiables, a los interesados de entonces, no les importó jugar a ganador en una loca “estrategia suma cero” en la cual lo sustantivo era colocar al gobierno en posición asimétrica con la sociedad y provocar su caída sin evaluar cuan dañino y delicado era esa loca e irresponsable movida, que amparada por la oscuridad de la noche y el camuflado verde oliva de “radicales infiltrados en las FAN” servía la mesa a la “izquierda radical ” que hoy nos gobierna.

No es hoy tampoco desconocida la participación de inescrupulosos, ambiciosos y falaces demócratas, quienes movían maléficamente los hilos de la conjura militar como trampolín para la toma del poder y satisfacer de alguna manera sus apetencias personales, no les importó el riesgo ni lo inconveniente de la acción, era la única vía para tomar el poder usurpando la voluntad nacional, forzaron el marco constitucional vigente para justificar una acción de facto... esos. aún hoy, esconden frente al espejo sus verdaderas complicidades.

Para quienes observamos silentemente y en primera fila esa incomprensible actitud de hace once años, nos sorprende como aún hacen vida política y pública, es increíble la desvergüenza con la cual actúan y muchísimo más grave su presencia y aspiraciones por continuar parasitamente adosados a un Estado arruinado institucionalmente, que clama por una nueva forma de conducción política capaz, honesta, desprendida y con voluntad de conformar equipos de alto desempeño divorciados de compromisos de cualquier índole, que recuperen con su actuación la credibilidad de la nación y de la comunidad internacional.

La Venezuela de Hoy busca la “unidad”; ello es un imperativo, el balance así nos lo demanda: Un Gobierno corrompido con evidente asociación al terrorismo internacional, derroque institucional, magistrados del Tribunal Supremo ahogados por compromisos y falsas lealtades a un gobierno que en sus ambiguas decisiones escuda la real orientación autoritaria, destructiva y personalista del régimen, grave detrimento de la identidad nacional, asfixia del establecimiento político, las FAN transfiguradas, desarticuladas, sin mandos reconocidos y algunos de sus cuadros inoculados por el mortífero efecto de la lucha de clases, operación de grupos armados extranjeros, oposición cohibida y carente de músculo político, compra y venta de acciones políticas, depresión económica, destrucción de la industria petrolera, descapitalización de profesionales, migración de cerebros, desplazamiento del concepto de familia como núcleo base de la sociedad, desbandada ideológica expresada en una sociedad libre movilizada inoculada con el anti-partidismo y sin ser la última, las elites políticas, empresariales y militares que les asusta reconocer el daño provocado en su disputa por los intereses de Poder.

No queda dudas que luego de once años del “rompimiento de fuentes” de un proceso auto-construido de ingobernabilidad Venezuela transita por una convergencia de crisis política que nos arrastra inexorablemente hacia estadios de conflictividad, que hace necesario un denso, realista y concreto análisis de las fuerzas sociales que interactúan en nuestra sociedad política, de sus intereses y prioridades.

Las diferentes elites y actores del escenario político actual, deben reconocer los gravísimos errores que se han cometido, deben por lo tanto asumir sus responsabilidades y decir la verdad de los aún “oscuros” eventos del 11 de Abril del 2002 y del fallido “para cívico” que acabo el 2 de febrero del 2003 con la aspiración de la mayoría de los venezolanos. Es preciso conocer la verdad y evitar su recurrencia en próximas etapas de esta cada día más complicada lucha por nuestra libertad y democracia.

Particularmente requiere especial atención la “implosión por tiempos” que viene ocurriendo en las Fuerzas Armadas, ella, no ha sido vista con la seriedad y el cuidado que amerita, se engloba en todos los análisis con cierto grado de ingenuidad propia de los que dicen conocer de un tema, cuando realmente no tienen ni idea de la filosofía y del pensamiento del militar venezolano, cosa que no es nueva; nunca hubo y ahora menos, una fluida y transparente relación “civil-militar”, por ello, no han logrado producir “el mensaje institucional” que debe ser dirigido a sus integrantes en esta hora en la cual necesariamente constituyen parte muy importante para la solución o recrudecimiento de la crisis total que nos destruye. (no me refiero a expresiones de fuerza)

La crisis en su arista militar debe abordarse con “pantalones largos”, no con patrones políticos de los años 60 y 70, es necesario un “claro y transparente” mensaje que actores de credibilidad inmunes al oportunismo irreverente les hagan llegar, debe entenderse, que no se puede continuar “clonando liderazgos” que arrastren el lastre de sus ejecutorias recientes en lo civil y en lo militar.

Es vital aunque parezca prematuro hurgar escrupulosamente como paso previo al “momento estratégico”, durante y después, lo correspondiente a la seguridad interna y a la defensa nacional. El tablero geo-estratégico que nos presenta conforma un escenario sumamente complicado, que podría calificarse con elevado grado de probabilidad como:

“Conflicto de baja intensidad con escalada global de fuerzas terroristas” infiltradas y establecidas en nuestro territorio.

Se habla ingenuamente de una “muy corta transición” y luego, ir a elecciones presidenciales, los que así opinan demuestran el total desconocimiento de la real situación nacional, con una sociedad libre movilizada, sin organización e inoculada con “antigeno apartidista ”, que necesita ubicación y guía política, por otra parte, la inseguridad interna que nos obliga a mirar con sumo cuidado la situación de nuestro sistema de seguridad y defensa, no sólo, en lo concerniente a las FAN como institución, también de los hombres y mujeres a quienes les corresponda la dirección política del Estado durante esos primeros críticos meses, en un muy posible inestable periodo preñado de intereses, diatriba y luchas por el Poder.

La recuperación de las FAN debe ser inmediata, cauterizando las expresiones guevaristas-marxistas de un gran numero de profesionales que ejecutan un destructivo plan que “rompió fuentes” la noche del 3 y madrugada del 4 de febrero de 1992. Ese ciclo de inestabilidad, se prolongará en mayor o menor tiempo e intensidad en directa proporción a que:

...“CESEN LOS PARTIDOS Y SE CONSOLIDE LA UNIDAD DE TODOS...”


Caracas 26 de Agosto del 2003
Mario Iván Carratú Molina.
Vicealmirante.

sábado, 28 de junio de 2003

LAS FUERZAS ARMADAS EN UNA SOCIEDAD DEMOCRÁTICA

Mario Iván Carratu Molina

Para un militar de carrera, con los principios familiares e institucionales sólidos y consolidados profesionalmente, lo que actualmente ocurre en Venezuela debe ser una inmanejable pesadilla, no sólo por observar como se destruye la institución militar y con ello su capacidad de defensa, lo es también, presenciar y ser actor al mismo tiempo, del abuso de poder de un gobernante que los utiliza como cancerberos de la sociedad a la cual, están obligados a defender. Los mitos acumulados y fortalecidos desde la gesta libertaria, habían contribuido a desarrollar una institución orgullosa del reconocimiento de los venezolanos y ser fieles a los principios y valores de libertad; este gobierno entre otros males, ha logrado invertir esa ecuación haciendo añicos el balance institucional y su cohesión.

Desde 1999 los Generales y Almirantes que ocuparon cargos en el Alto Mando militar, no lograron anticiparse a lo que hoy nos ocurre como nación; vendieron o negociaron la institución y todo lo que en ella había sido construido, cambiaron esas virtudes por cargos, ascensos, prebendas, y hasta se dice, que por uno que otro millonsejo. Entre los indicadores que definen una sana y conveniente relación Sociedad y Fuerzas Armadas tenemos: La naturaleza de la sociedad libre, la naturaleza del poder militar y, la rica y transparente relación civil-militar, como todos hemos comprobado, los altos mandos militares se han encargado de echar en la basura estas necesarias condiciones de madurez y profesionalismo militar.

La sociedad busca vanamente entre los escombros institucionales las libertades públicas y personales que les permitan liberarse de la arbitrariedad, el abuso y la diaria ofensa de un funcionario que brutalmente la destruye desde su propio seno. Se dibuja una falacia de logros sociales, que reviven cual pesado lastre los argumentos del cruento cuartelazo de 1992, cuando trato de justificar su intento de asaltar el poder con argumentos que hoy siendo gobernante, lo sumergen en un tremedal de ineficiencia, corrupción e improductividad. Una de las principales exigencias que una sociedad libre impone a sus Fuerzas Armadas y a su gobernante, es entender, lo complejo y dañino que es para el sistema y régimen de libertades corromper su asepsia política, ello las desnaturaliza, quiebra su necesario equilibrio institucional y acaba con las capacidades de autodefensa del estado.

En este precario estado están las Fuerzas Armadas de Venezuela y la sociedad bajo las órdenes de un dictador, que efecto la capacidad de esa misma sociedad libre de contar con la institución militar como punto de apoyo para luchar por su libertad. Los venezolanos debemos con nuestro esfuerzo colectivo, buscar la respuesta a dos preguntas:
¿Cómo retomar el control de la institución militar en función de nuestra defensa y de nuestra libertad? ¿Cómo reconvertir el pensamiento de los líderes civiles y militares para que de una vez por todas entienda que las Fuerzas Armadas existen para salvaguardar los intereses de la sociedad y de nuestra nación?.

Sin cumplir estas dos consideraciones básicas, Venezuela vivirá por siempre sometida a los caprichos populistas que se apoyan en la institución militar, para amedrentarnos y dominarnos con un falaz apoyo popular, que no busca horizontes en la educación para el trabajo, sino que por el contrario, se le alimenta con migajas y promesas.


Mario Iván Carratú Molina*
Vicealmirante (r)

VIERNES 28 de junio del 2003